¿Quién ha sufrido estrés alguna vez? Con el estilo de vida actual siempre estamos ocupados y es raro quien no lo haya vivido. Las causas son muy variadas e influyen muchos factores: tener problemas con un familiar o en el trabajo, falta de tiempo, fechas límites de entrega, etcétera.
Pero… ¿alguna vez te has planteado lo malo que es para tu salud? Hoy vamos a contar qué efectos perjudiciales produce a largo plazo y algunos consejos sobre cómo se puede combatir.
El estrés se define como una reacción de nuestro organismo cuando percibe una situación como si fuera una amenaza. En una situación de peligro real, nos ayuda a sobrevivir. Por ejemplo, huir de un animal o en un accidente para salvarte el estrés nos pone en estado de alerta. El verdadero problema surge actualmente, que vivimos estresados continuamente ante situaciones que no son peligrosas para nuestra vida, pero las percibimos como si lo fueran, y de crear ese estrés “extra” se encarga nuestra mente, y precisamente por eso lo podemos gestionar. Si no se para a tiempo, ese estado de estrés se puede cronificar de meses a años, y acaba perjudicando nuestra salud. Para que esto no llegue a ocurrir, lo mejor es aprender a prevenir su aparición.
¿Qué síntomas me indican que tengo estrés?
- Dificultad para conciliar el sueño
- Inapetencia
- Comer de forma compulsiva
- Ansiedad
- Dolor de cabeza
- Dificultad para concentrarse
- Depresión
- Náuseas
- Falta de energía
¿Qué consecuencias tiene a largo plazo?
Problemas de sueño. Podemos despertarnos varias veces en mitad de la noche, o desarrollar insomnio y que la falta de sueño nos acabe afectando en el día a día en el desempeño de nuestras tareas y aparezca la dificultad para concentrarse.
Ganancia o pérdida de peso. El estrés continuo nos puede llevar a comer de forma compulsiva y a comer alimentos que no son saludables (principalmente dulces y snacks), como una forma de evadirnos del estrés y así sentirnos mejor, pero realmente estamos creando hábitos poco saludables que pueden convertirse en un problema mayor como obesidad, diabetes, elevación de la tensión arterial, colesterol, etc. También puede llevar a perder el apetito y perder peso porque no comes lo suficiente, y el desgaste físico y mental sin ingerir la suficiente energía puede conducir a estados de agotamiento crónico.
Baja las defensas. Cuando nuestro organismo está sometido a estrés por mucho tiempo, aumenta el riesgo de que enfermemos.
Problemas digestivos. El estrés crónico puede alterar el sistema digestivo y que aparezcan digestiones pesadas, sensación de malestar, y es frecuente la aparición de úlceras estomacales.
Caída del pelo y problemas en la piel. Situaciones estresantes se relacionan frecuentemente con la pérdida de pelo que en casos graves puede llegar a la calvicie. Debido al estrés, la dermatitis, los eccemas o el acné también pueden verse incrementados y favorecer su aparición.
Depresión y ansiedad. El estrés continuado por largos períodos de tiempo aumenta el riesgo de estados de ansiedad y depresión.
Aumenta el riesgo de enfermedades del corazón. Al sentirnos estresados, el corazón late más rápido, y la tensión arterial se ve aumentada. De forma continuada, si además hay otros factores como la obesidad o la tensión arterial elevada, aumenta el riesgo de cardiopatías y también el riesgo de muerte.
¿Cómo puedo gestionarlo?
El nivel de estrés es muy relativo dependiendo de cada persona y de la situación, pero siempre podemos actuar para disminuirlo, aunque no llegue a erradicarse por completo. Te proponemos algunas estrategias útiles:
Hacer deporte. Practicar el deporte que más te guste, te ayuda a liberar tensiones acumuladas y energía negativa. Solamente salir a caminar y respirar aire fresco dos o tres veces a la semana ya obtenemos beneficios positivos, si el ejercicio físico es más intenso, será más afectivo.
Llevar una alimentación saludable. Aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres y llevar una dieta mediterránea basada en alimentos frescos nos aporta los nutrientes necesarios para el bienestar de nuestro organismo. En cambio, el abuso de azúcar, bebidas refrescantes, café, harinas refinadas, alcohol, y comida procesada aumenta el estrés y la inflamación de nuestro cuerpo.
Escucha música agradable y relajante. Elige música que te traiga buenos recuerdos y te ayude a desconectar de los problemas. Puedes imaginar ese lugar o situación donde estuviste relajado.
Respirar de forma consciente. Parar y respirar profundamente prestando atención a como el aire entra lentamente y espirar de la misma forma nos hace sentir inmediatamente más relajados. Despertar y hacer tres respiraciones profundas hace que afrontes el día más tranquilo, practícalo y te sorprenderá el resultado.
Practicar actividades relajantes como el yoga, la meditación,el mindfullness, o técnicas de relajación. Cuando se practican de forma regular, los beneficios que te aportan pueden reducir mucho tus niveles de estrés. ¿Te animas a probar?
Disfrutar de familiares y amigos. Estar acompañados de nuestros seres queridos nos hace sentirnos mejor.
Empieza practicar estos consejos desde hoy y disfruta de los beneficios. Si ves que la situación no mejora siempre puedes consultar con un profesional de la psicología.]]>